Luna roja


Era un día sin mañana, la noche llegaba ya.
Los navíos en el puerto, las montañas más allá.
No sabían que mañana dejaría de brillar
la luna roja que esa noche
lo envolvía todo y más.

Esa noche se encontraron
dos amigos de la mano
pegados a una pared,
y el agua se derramaba
entre las rocas de la playa
y la hacía retumbar.

Poco después, en la mañana,
se dijeron «nunca más»,
pero a la noche siguiente
se volvieron a encontrar.
No querían separarse, 
ni siquiera por azar,
e hicieron todo lo posible
para nunca despertar. 

Pero llegó la mañana, 
llegó el agua, llegó el mar.
La dulzura del mañana
se tornó agria y nunca más
volvieron a encontrarse
bajo la luna sin pensar
que el mañana no importaba, 
que todo iba a funcionar. 



 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Inesperado

No te merezco.

Sombras