Muerte


Te besé por última vez
un triste nueve de mayo;
tu cuerpo se enfriaba
bajo mis manos de papel
y yo me prometí quererte
siempre,
aunque tu corazón
ya no latiera
contra las yemas
de mis dedos,
aunque tus ojos
ya no vieran
más allá de sus pupilas
anegadas por la muerte
en aquel último adiós.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Inesperado

No te merezco.

Sombras