Me dicen que a veces hago locuras, que no me entienden. Me dicen que a veces soy impulsiva, quizá impaciente. La verdad es que la vida me ha enseñado que los días suelen estar vacíos y que la mayoría de las veces lanzarse a la piscina es el mejor remedio para pasar de la rutina a una vida de inquietud. Y yo prefiero que me digas que estoy loca, que soy impulsiva, impaciente, que no, que no me entiendes, a quedarme en esta cama como un cuerpo hueco, desierto, repleto de huesos pero carente de energía.