Ya no eres tú, ya no soy yo, yo no soy yo; solo soy sombras. Las pupilas de la gente, vagas, inertes, bajo la misma luna indiferente. La piel marchita como las ondas que crecen solas bajo el enigma de una voz sorda. El aroma del alba se vuelve amargo en cuanto guardo bajo mi cama el corazón. Ya no eres tú, ya no soy yo, yo no soy yo; solo soy sombras
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