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Mostrando entradas de abril, 2019

No te merezco.

Tus lágrimas amargas, los abrazos de adiós. No los merezco. No te merezco. Las caricias infinitas, el cariño desbordado.  No lo merezco. No te merezco. Tu miedo a perderme, tu miedo a quererme. No lo merezco. No te merezco. El dolor y la mentira, el pesar y la tortura. No los mereces. No te merezco. El perdón y la ternura, el amor y la ventura.  No los merezco. No te merezco. No te merezco.

Eras poesía.

Tus ojos, claros, se enternecían; eras poesía. Tu lengua, dulce, se entretenía; eras poesía. Tus manos, firmes, se entreveían; eras poesía. Eras poesía cuando llovía, eras poesía bajo el cristal. Eras poesía al final del día; eras poesía, y nada más. Pero al levantar los ojos hacia ti; al querer mirar y descubrir tu identidad; entonces, me di cuenta de que, en realidad, tu poesía no vale nada si no veo en tu mirada ningún atisbo de él.

Suspiro

El toque de tu piel mezclado con mis cosquillas; las manos sobre el papel pintado de tus costillas. La caricia del pincel templado de tu saliva; las manos en la pared, tu boca sobre la mía. Un suspiro y, después, un silencio nublado; la soledad del ayer. Un suspiro y, después, un grito ahogado; me olvidarás otra vez.

Poesía

El sonido de tus dedos tecleando es poesía en el silencio de este sordo  mediodía.

Lejos

Lejos;           en otro país,                               en otra ciudad,                                                       en otro universo. Lejos;           en otro tiempo,                                    en otro espacio,                                                              en otro universo. Lejos;           en otro ideal,                                en otro sueño,                                                       en otro pesamiento. Lejos;           en otra realidad,                                     en otro limbo,                                                            en otro universo. Lejos...                                  Lejos...                                                              Estás tan lejos...                                                                                                                                                                  

Flashback

Apaga la luz y siéntate cerca, extiende los brazos y tócame, cierra los ojos y bésame, hagamos una noche eterna.  Enciende la luz y acércate, no tengas vergüenza, abre los ojos y mírame, hagamos una noche eterna. Apago la luz y te siento cerca; encojo los brazos y lloro, porque al cerrar los ojos haces que todo me duela. Enciendo la luz y me besas; me invade la sorpresa y abro los ojos al vernos tan juntos en mis pensamientos.