Me desvanezco.



De repente aparecieron aquellas imágenes. Los edificios iluminados por la luna, los letreros de luces de neón. Aparecieron los coches, los taxis, aquella estación. Y a mi lado apareciste tú, callado. Me mirabas sonriendo y tus ojos decian te quiero. Pero de pronto desapareciste, desaparecí yo. Ya no estaba allí. Todo aquello parecía un sueño, algo irrealizable, nunca había pasado. Y sin embargo lo recuerdo como si siguiera sentada junto a ti en aquel autobús errante a las 2 de la mañana. Siento que te abrazo cada vez que desapareces. Me arrancas un pedacito de ti cuando olvido un detalle, un nombre, una fecha, un cartel; el sabor del chocolate mezclado con tus labios. El olor de tu cuello color café. Y por un segundo muero, muero en el instante en el que despierto. Muero en cuanto me desvanezco y aparezco aquí, sola, a oscuras, pensándote.

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