Celos


Te miraba de reojo:
hablabas con esa mujer,
y los celos, ¿serán celos?
ya empezaban a florecer.

Vi tus manos, vi sus ojos,
vi tu boca, vi sus labios,
susurraban:
«¿Acaso te gusto a ti también?»

Comentarios

Entradas populares de este blog

Inesperado

No te merezco.

Sombras